Las redes sociales hoy en día son una serie de plataformas online en las que compartir y consumir contenido. A menudo consumir, más que compartir. El contenido, en su mayoría es o bien creado por tu red de contactos o bien por una agencia, en forma de artículo con fines publicitarios.

Como creador de contenido, soy un cero a la izquierda. En general, no tengo apetencia por compartir la mayor parte de mi vida o mis pensamientos con una audiencia más amplia que mi esposa, parientes y amigos más cercanos. En general tiendo a consumir como ávido aprendiz.

Me gusta la privacidad y todavía disfruto sintiendo que todo lo que sucede a mi alrededor, es todo lo que sucede en el mundo. Incluso si no es cierto. No acabo de ver cómo tantas generaciones crecieron y prosperaron en la vida con un conocimiento tan limitado de su entorno y nosotros, las personas que vivimos en el siglo XXI, incluso aquellos que ya nacieron hace tiempo, sentimos la necesidad de conectarnos siempre a esa pantalla, a la noticia, al feed, a la red.

Disfruto enormemente la ausencia de esa necesidad en mi vida. Creo que me confiere una libertad no menor, que puedo gastar concienzudamente en otro tipo de adicciones aficiones, como son desarrollar programas inútiles y poco rentables en mi ordenador, o cambiar compulsivamente los muebles de mi casa de sitio. Incluso vivir más pendiente del móvil ya que por suerte, tengo un trabajo que me gusta.

Mientras el mundo se ríe de un meme, yo disfruto de mi ignorancia plena. Y debo decir que fanfarroneo con orgullo en este aspecto. No me busques en redes sociales.